Con una probada resistencia a las altas temperaturas, con disposición de agua limitada por el suministro que llega cada martes y jueves para llenar los recipientes y el intenso sol que no da descanso desde temprana hora, los habitantes de la colonia La Noria resisten un clima inhóspito de casi 40 grados, que se sienten más intensos en las pequeñas viviendas construidas de láminas de aluminio o de cartón.
Tal es el caso de la familia Cano Corredor, compuesta por ambos padres y sus dos hijos, quienes comparten la vivienda de limitadas proporciones, de techo bajo que concentra más el calor del interior, y que sortean las dificultades de no disponer de agua corriente en su jacal, sino que deben esperar a que llegue la pipa con el vital líquido.
Los recursos de la familia son limitados, con el ingreso del señor Cano, quien trabaja en el noble oficio de obrero de la construcción, sin embargo, si no hay una obra agendada, se termina el trabajo y con él, el recurso para enfrentar los gastos del hogar.
Por su parte, la madre de familia, debe esforzarse en economizar no nada más el gasto, sino también, racionar de la manera más concienzuda el agua que se acumula en tinacos y tambos, que están acomodados en el exterior de la casa que se localiza sobre la calle 70 y Noria de los Cabos, para facilitar el llenado de la pipa que pasa dos veces a la semana, los martes y jueves, y que debe alcanzar durante todo el fin de semana, -aunque sea los días de lavado de ropa-, el baño diario, el aseo de su casa, hasta pasado el lunes, cuando vuelve el agua.
La situación de la familia Cano Corredor se multiplica en decenas de hogares de la zona de Vistas del Cerro Grande, al sur de la ciudad, donde el rezago de tubería de agua potable es una de las demandas más sentidas de la población, y que se extiende a colonias como Jorge Barousse, Granjas del Cerro Grande, La Soledad, y otras cercanas.