“Por motivaciones pecuniarias o de simple placer sádico”, son una de las causas por las cuales el enfermero Jorge C.A., su esposa Lizeth y su hijo Jorge presuntamente dieron muerte a los cinco integrantes de la familia Romero, según explicó el especialista en investigación criminal José Carlos Hernández, experto que ha estudiado de cerca dicha masacre.
Los tres inculpados padecen del síndrome de Stavropol, el cual es una “grave sintomatología colectiva por vínculos familiares, donde se unen fuerzas en común, elementos materiales y psicopatológicos para destruir o privar de la vida a otras personas por motivaciones pecuniarias o de simple placer sádico”, explicó el también especialista en delincuencia organizada.
Recordó que “este síndrome obedece a su nombre cuando en la ciudad Stavropol, Rusia un matrimonio de clase media sin problemas económicos, él dentista y ella enfermera con dos hijas, una menor de edad, robaban y mataban gente por dinero, y matar para ellos era como un día de trabajo, se les imputan más de treinta homicidios del 2009 al 2013”.
También dijo “aquí (caso Jorge C.) no son sicarios porque no reciben ordenanza de un tercero para privar de la vida, aquí ellos matan para obtener dinero, materiales o placer sádico, este síndrome se ha expuesto en congresos internacionales”.
“Esta patología –dijo- encuadra en qué los llevó a realizar esta acción, no tienen valores religiosos –se excusan en ellos- ni sociales, para justificar ser una familia común y honoraria”.
“Pero ellos carecen de lazos afectivos, incluso, como matrimonio buscan experiencias que les causen ciertos retos y grados de peligrosidad, lo que la investigación le llama `locura de a dos´, `folie e deux´, trastorno psicótico compartido, donde ambos justifican a sabiendas de que es una conducta ilícita realizar conductas destructivas o de privación de la vida, para causar emociones equiparables incluso al orgasmo sexual”.
Puso como ejemplo a “los monstruos de Ecatepec”, que en 2018 fueron detenidos por más de veinte homicidios, justifican una locura de a dos, “Lizeth pudiera haber sido la autora intelectual de la locura de a dos para alcanzar un estatus social y mantenerlo, cubriendo una necesidad de autorrealización con el resto de sus amistades y/o círculos más cercanos”.
La masacre cometida el pasado 29 de junio, que terminó con la vida de cinco personas, fue un homicidio instrumental porque no fue por carácter expresivo o del sicariato, caso concreto, “puedo casi determinar que existen más cómplices intelectuales o materiales, porque no puede obrar solo”.
José Carlos Hernández comentó que después de cometer el homicidio entran en una pequeña catarsis que los lleva a una fase áurea, que es donde inicia una nueva búsqueda de una víctima o un incauto para lograr su cometido de la obtención del dinero fácil.
“Llama la atención –señaló- el grado de destrucción, perturbación y degenere que existe por parte de los padres hacia su hijo, al hacerle copartícipe del máximo acto de destrucción del ser humano, que es la privación de la vida, lo que en un futuro iba a convertir a este muchacho en una persona psicópata, al suicidio o destrucción, al no existir el menor reparo en él ni en su esposa en privar de la vida a personas, mucho menos para involucrar física e intelectualmente a su hijo”.
De Jorge C. explicó que por su modus operandi tiene sentimientos muy profundos de inferioridad por sus graves complejos físicos e impactos emocionales que recibió en su niñez o adolescencia, lo que lo hace ser un sujeto proclive a ser manipulado con apariencia a ser él la persona controladora, “pero no es así, presenta trastorno narcisista de la personalidad integral, donde necesita ser sobreestimado en sus habilidades, cualidades físicas y emocionales y cubrir una necesidad patológica de protección, aceptación y admiración proveniente de un anonimia de su adolescencia que lo puede llevar incluso a lesionar o matar sin piedad alguna”.
Proviene de un lugar disfuncional carente de correctos lazos afectivos, y con toda seguridad padeció bullying o desprecios de su entorno que lo orillan a obtener dinero o una posición económica con el fin de ser reconocido, es intolerante a la frustración, como la pobreza, soledad, que lo ha llevado a impulsos de neurosis compulsiva, al verse acorralado y cometer esos homicidios instrumentales justifica su actuar y “donde de no ser detenido con toda seguridad hubiera continuado con su ola delictiva sin importar que el hijo se corrompa junto con él en este tipo de delitos”.
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