Sostiene María Luisa 3 hijos con discapacidad

Piden Licha ayuda para arreglar las puertas y fumigar la casa; además necesita colchones

Paloma Sánchez/Galería Idaly Montaño

  · miércoles 5 de diciembre de 2018

Con los pies desnudos, David Alejandro tolera el frío que se cuela por el suelo, en la casita de la colonia Vistas del Cerro Grande donde habita con sus dos hermanos que como él, padecen discapacidad cerebral, que les impide hablar con claridad, y realizar las acciones más básicas como ir solos al baño, por lo que requieren pañales para adulto.

María Luisa Balderrama González, de 59 años de edad, es la madre de Jesús Fernando, de 25; David Alejandro, de 24 y Lorenzo Antonio, de 23 años de edad. Su ingreso es cuidando niños, pero no es suficiente para los cuidados especiales que requieren sus tres hijos, y muchas veces no le alcanza ni para lo más elemental de la despensa.

“Tengo miedo que se me meta un loco, porque ya se me cayó la puerta de la entrada, y también la del patio. Hasta la del baño se me cayó. Duermo con las puertas abiertas, porque se me desbarató la chapa. Lo que hago es recargar un bote de agua pesado, pero no es seguridad, porque ¿si lo puchan? Se me van a meter”, compartió afligida la jefa de familia.

Los tres jóvenes padecen discapacidad cerebral, sin estar actualmente bajo tratamiento médico, terapia o acompañamiento médico, además de sufrir fuertes dolores de cabeza, que les provoca gritar sonidos inteligibles, porque no tienen capacidad de habla, y de correr por la pequeña casita de un cuarto a otro por el dolor y desesperación que experimentan.

Entre sus necesidades más urgentes están pañales para adulto talla grande, medicamento tramadol con paracetamol, para atender las migrañas que los aquejan. Y también requieren artículos de limpieza como detergentes, cloro, pinol; también de higiene personal como jabón corporal, shampoo y fumigación en la vivienda que tiene plaga de chinches, lo que orilló a Licha a deshacerse de los colchones, y quedaron solo las bases cubiertas con hule negro grueso.

“No tengo colchones, y tuve que tirar las camas, porque estaban llenas de chinches. Acabo de encalar, pero necesito también pintura de aceite para terminar de encalar, pero cuesta mil 500 pesos el bote”, agregó.

David Alejandro es quien presenta un cuadro más comprometido sobre su condición, y en algunas ocasiones se golpea a sí mismo en la cabeza, necesita tenis talla 3. Por su parte, Jesús Fernando, aunque tiene unas sandalias, resultan frías para esta temporada de invierno, y calza del 8, y finalmente Lorenzo Antonio es medida del 7 y medio.

La fuente de calor de la pequeña vivienda es un calentón de leña, que alimenta con las tablitas que le donan, sin embargo, para estos días de frío no cuenta con madera para alimentarlo.