Fernando A. T. se convirtió en el primer niño en tocar la campana de la vida al lograr vencer al cáncer a la corta edad de tres años, luego de recibir un tratamiento de quimioterapias durante un año y medio en el Hospital Infantil de Especialidades de Chihuahua.
“Cuando apenas tenía un año empezó con mucha temperatura, dejó de caminar, no comía y lo llevé a varios hospitales por dos meses pero no me decían qué tenía. Después me lo pasaron al Hospital Infantil de Chihuahua y ahí me dijeron que tenía neuroblastoma, un tumor que le aplastaba la columna y un riñón”, compartió Jaqueline Torres Flores, de 26 años de edad, madre de Fernando.
Asimismo, explicó que hace un año Fernando fue sometido a cirugía para retirarle el tumor de 8 centímetros que impedía su movilidad, después de esto fue puesto bajo tratamiento de quimioterapias durante un año cada ocho o quince días. “Nunca me faltó nada, en el hospital todo se lo dieron a tiempo, sus medicamentos y sus quimioterapias; no puedo hablar mal porque la verdad me atendieron de lo mejor”, expresó Jaqueline, quien ya se encuentra en su residencia ubicada en Meoqui en compañía de sus dos hijos y esposo.
“Estoy impresionada de él, es un niño muy fuerte, durante todo el tratamiento sólo una vez tuvo recaída pero lo tomó con mucha fuerza.
Se sentía como si estuviera en su casa, a veces me pedía ir al hospital sólo porque quería estar ahí” dijo Jaqueline y agregó que durante el tiempo del tratamiento su familia atravesó por una etapa muy difícil, pues además de perder a su madre por una recaída de cáncer de mama, su esposo cayó en depresión al pensar que perdería a su hijo. “A mi madre no le tocó ver la mejoría de Fernandito, era el chiple de ella porque como a ella ya le había dado cáncer, se sentía muy identificada con él. Mi esposo se deprimió mucho pero en cuanto vio que Fernandito aceptaba las quimioterapias su ánimo fue mejorando”.
Sin embargo, ahora dice sentir una felicidad enorme, aunque no le fue posible presenciar el momento en que Fernando tocó la campana de la vida al caer la noticia de que había ganado la batalla. “Su padre me avisó y no podíamos dejar de llorar de la alegría, mi niño se ve muy bien. A pesar de la enfermedad él parecía un niño sano, nunca se vio decaído una vez que comenzó el tratamiento, como si no tuviera nada, salvo mucha fuerza y muchas ganas de vivir, él nos daba la fuerza a nosotros”.
A partir de esta victoria, Fernando debe de acudir a revisión cada tres meses, después cada seis y luego cada año para asegurarse de que el cáncer no regrese. Jaqueline mencionó que su otro hijo, de siete años de edad, siempre ha cuidado de su hermano menor, incluso hasta la fecha nadie puede tocar a su hermanito porque se molesta.
Durante su enfermedad, Fernando requería distintos cuidados en la comida, darle el medicamento a tiempo, cuando regresaba de las quimioterapias debía estar aislado por cinco días porque el medicamento le baja mucho las defensas, el contacto con las demás personas lo podía contagiar de cualquier enfermedad.
Asimismo, Jaqueline relató que cuando se enteraron del cáncer, la doctora le dijo “háblele al papá del niño porque el niño ya no iba a pasar la noche, todo depende si responde bien a la quimioterapia pero que no podrá volver a caminar”.
“Muchas gracias por todo el apoyo, tanto de las mamás de la sala oncológica, de las enfermeras y de la doctora Martínez que nunca dejó a mi niño, muchas gracias al hospital por no haberme faltado con ningún tratamiento, si hubo en ocasiones donde a otros les faltó pero a nosotros nunca. Las demás madres me dieron muchos ánimos, siempre se va a agradecer a pesar de que a veces sus hijos estaban más mal que Fernandito, ellas siempre me apoyaron”, finalizó Jaqueline.