Estudiantes del Instituto Tecnológico de Chihuahua, miembros del grupo de Reforestación, realizaron por segundo año consecutivo el proyecto de un árbol de Navidad con materiales reciclados, el cual cuenta con más de 3 mil botellas PET.
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Con el propósito de fomentar el cuidado al medio ambiente, el uso de la bicicleta como medio alternativo de transporte, así como la concientización, los 25 jóvenes que participaron en el trabajo agruparon las botellas que comúnmente sólo tendrían un uso, superando el árbol del año pasado.
“En estas fechas de 2018 se realizó el mismo proyecto, pero en esa ocasión sólo fueron alrededor de mil 500 botellas, este año conseguimos más del doble, y el compromiso es que cada año aumente”, señaló la maestra Yolanda Márquez, docente del instituto.
Por su parte, los jóvenes señalaron que aparte de ser un proyecto con fines de reciclaje y afines al grupo de reforestación y cuidado del medio ambiente, también fue una buena manera de poner en práctica sus conocimientos, tanto en electrónica como sus capacidades de trabajo en equipo.
“Estuvo chido la verdad, estar adentro del pino fue todo un reto, ya que el espacio es reducido para una sola persona, ahora cuatro ahí adentro, era muy difícil, pero a la vez fue divertido; poco a poco fuimos armando el pino, primero trabajamos sobre el armatoste que trajo la maestra, que se había usado el año pasado, y poco a poco fuimos armando lo demás”, precisaron Jorge Burciaga, Gerardo Estavillo, Sabrina Alarcón y Esteban Martínez, cinco de los 25 miembros del equipo.
Entre los materiales, a parte del uso de PET, los jóvenes indicaron que había partes de lona reciclada, así como componentes electrónicos, tarjetas de circuitos, cableado y demás materiales que ayudaban a su funcionamiento.
“La primera labor que realizamos fue la recolección, ya que estuvimos buscando las botellas del color y tamaño específico, aunque claro que también reciclamos las que no eran afines al trabajo; después, cerca de octubre, finales de septiembre, empezamos con el armado, que llevó cerca de tres meses”.
Finalmente, indicaron que la labor a pesar de ser un proyecto de servicio social que realizan los jóvenes, también tiene el fin de ayudar al planeta y ayudarlos a ellos a explotar y llevar más allá sus conocimientos.
“Nosotros como ingenieros electrónicos aplicamos los conocimientos en circuitos para el desarrollo del sistema que alimenta al árbol; muchas veces trabajamos en ambientes controlados o que no nos permiten llevar más allá nuestra imaginación, pero este proyecto nos sirvió para catapultar las capacidades”, finalizaron.
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