Dolor crónico generalizado, desmayos y convulsiones son algunos de los efectos adversos que un grupo de niñas desarrollaron luego de recibir la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH). Actualmente se desconoce la cantidad exacta de afectadas tanto en México como en el mundo debido a los peculiares y diversos síntomas que presentan a sólo días de la aplicación.
En el país, se estima que son cerca de 27 menores de edad quienes se ven obligadas a pasar los días en una cama, sin recibir atención médica gratuita y con pronóstico incierto.
Las instituciones públicas de salud en el país argumentaron no contar con los conocimientos adecuados ni el presupuesto necesario para brindarles una atención adecuada a fin de reconocer la problemática y brindarles alguna esperanza para recuperar el estilo de vida que les fue arrebatado.
Sin embargo, investigadores independientes internacionales llevaron a cabo el estudio de algunos de los casos para lograr determinar la relación de los síntomas con la vacuna.
En México el doctor Manuel Martínez-Lavín, especialista en dolor crónico y jefe de departamento de reumatología del Instituto Nacional de Cardiología “Ignacio Chávez” -especificó que sus estudios y opiniones acerca de la vacuna del VPH son independientes a su lugar en la institución-, explicó que existe suficiente evidencia para proponer que hay una relación entre la vacuna y los síntomas que desarrollaron las niñas.
“Hemos visto efectos adversos en raras ocasiones, pero en casos muy graves después de la vacunación frente al virus del papiloma humano. Casos similares se han descrito por otros investigadores independientes en Dinamarca, Japón. Estados Unidos, Italia etc.”, señaló.
Martínez-Lavín explicó que los síntomas que se desarrollan son diversos y dependen de cada organismo, sin embargo, todos los casos presentan dolor crónico, desmayos, náuseas, taquicardias, afectaciones al sistema nervioso, debilidad muscular que lleva a la parálisis y una descompensación en la regulación de la temperatura corporal. “Los casos son raros, pero hay suficiente evidencia para proponer de manera fuerte que sí hay una relación entre la vacunación y estos efectos adversos”, aseguró.
De acuerdo con el especialista, la presencia de estos efectos adversos se debe a una “reacción peculiar del organismo de ciertas personas que hace que se dañe su sistema nervioso”, razón por la cual no se tiene un número exacto de las afectadas o de la probabilidad de que los casos aumenten.
Además, explicó que no es algo reconocido por las autoridades de salud internacionales, debido a la dificultad de llegar a un diagnóstico definitivo por los síntomas extraños. Para que sea reconocido sería necesaria una investigación profunda por médicos independientes en diversas partes del mundo, cosa que ya se está llevando a cabo, y estudiar los casos a profundidad para establecer un esfuerzo internacional.
A raíz de una serie de publicaciones por parte de Martínez-Lavín, fue contactado por más de 150 personas que presentaban los mismos síntomas post vacunación alrededor de todo el continente, 50 se “acoplaban” al cuadro clínico.
“Me dedico a la investigación de dolor crónico, he visto muchos casos de este tipo pero lo que nos llamó la atención fue ver dos niñas que desarrollaron un cuadro de dolor crónico terrible acompañado de otros síntomas después de la vacunación y parecía clara la relación entre la aplicación de las vacunas y el inicio de los síntomas”, argumentó Martínez-Lavín
Explicó que el tratamiento al que las niñas son sometidas resulta insuficiente e inefectivo, pues sólo sirve para aminorar su dolor. Para que esto cambie, se necesita establecer como prioridad el estudio a detalle de todos los casos y “tratar de dar algún alivio” a sus síntomas “realmente terribles”.
Ciudad Juárez, Chihuahua. Un compromiso que nunca se cumplió.
En 2017, Nancy Macías, de Ciudad Juárez, Chihuahua, consiguió que la Secretaría de Salud Estatal y el Instituto Chihuahuense de Salud firmaran ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos su compromiso a atender de manera integral a su hija, Evelyn Rentería. El acuerdo sólo quedó en papel, pues a la fecha ninguna de las instancias dio seguimiento al compromiso.
Evelyn Rentería recibió la primera dosis de la vacuna en el 2013 dentro de su salón de clases en una secundaria ubicada en Ciudad Juárez, después, acudió al Centro de Salud Águilas de Zaragoza con la finalidad de recibir la segunda dosis. Lo que Evelyn y su familia no esperaban era notar el deterioro de su salud tres días después de la última aplicación. Todo comenzó con fuertes dolores de cabeza, musculares y una desestabilización hormonal que le produjo un síndrome menstrual irregular.
Después de largas y costosas visitas a distintos doctores, fue diagnosticada con artritis, fibromialgia, trastorno tiroideo, disautonomía –falla en el sistema nervioso autónomo que afecta las funciones del organismo sobre las que no se tiene control como la presión, el pulso, la temperatura corporal-, lupus, enfermedad mixta de tejido conectivo, debilidad muscular y parálisis - síndrome de Guillain-Barré.
Ante la falta de atención médica gratuita que la situación requería, Nancy se acercó en 2017 a la Comisión Estatal de Derechos Humanos para gestionar el compromiso que se esperaba y exigía de la Secretaría de Salud y el Instituto Chihuahuense de la Salud:
“Yo me acerqué a la Comisión Estatal de Derechos Humanos a levantar una queja el año pasado, tengo acuerdos firmados con ellos donde se comprometían a ciertas condiciones, como darme lote y caducidad de las vacunas aplicadas a mi hija para poder poner el reporte de reacción adversa, la atención, laboratorios y medicamentos que mi hija requiriera y que se diera la información completa de los efectos secundarios de la vacuna de manera pública. Ellos ofrecieron en el convenio hacerlo por lo menos en el estado de Chihuahua de inmediato... y hasta la fecha nada, ni una cosa ni otra”, explicó Nancy.
Los acuerdos fueron firmados por: Jorge Jiménez Arroyo, visitador de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos; Avelino Ochoa, asesor jurídico de Nancy Macías; Oscar Bencomo Hernández y Alondra Martínez Reyes, ambos como representantes del Instituto Chihuahuense de la Salud y Secretaría de Salud en el estado.
Actualmente Evelyn es atendida por siete doctores particulares distintos: cardiólogo, pediatra, internista, reumatólogo, hematólogo, endocrinólogo y ginecólogo, ocasionando que los gastos de la familia asciendan hasta los siete mil pesos mensuales entre consultas, estudios y medicamento.
“Varios médicos me han dicho que es debido a la vacuna pero dicen no poder darlo en un certificado médico porque les quitarían su cédula profesional. El último diagnóstico fue trastorno inmunológico no clasificado, así que no saben qué tiene y obviamente no saben cómo tratarlo”, finalizó Nancy.
Chihuahua, Chihuahua. Parches de morfina, inyección en la cabeza, quimioterapias…
Diana Sarahí fue llevada a la Clínica No.12 del Instituto Mexicano de Seguro Social, a los nueve años con seis meses de edad, con la finalidad de cumplir con las vacunas establecidas en su cartilla. Era el momento de aplicar el refuerzo contra el virus del papiloma humano.
Diana y su familia jamás imaginaron que dos días después un dolor en su cuerpo aparecería para ya no detenerse.
“Comenzó a decirme que le dolían las piernas y la cabeza, al principio pensamos que era cansancio pero el dolor se hizo más fuerte hasta que decidimos llevarla al hospital…no le realizaron ningún estudio”, explicó Carmen, madre de Diana. El dolor de Diana fue aumentando hasta el punto de inmovilizarle las extremidades inferiores por lo que debió renunciar a la escuela.
El dolor continuó y se seguía sin definir con exactitud la causa hasta que un doctor se sinceró con la familia: “hizo cuentas de las fechas, de los síntomas y la rutina de mi hija; nos dijo que él se había enterado de los efectos de la vacuna del VPH por casos en otros países y que esa fue la causa de los dolores de mi hija, después, dos doctores más le dieron la razón”, explicó Carmen.
Por desgracia, la aceptación de los doctores no garantizó un tratamiento efectivo, pues en ocasiones el personal del Hospital Morelos, en la ciudad de Chihuahua, se negó a creer en el sufrimiento de Diana: “A mi niña le llegaron a querer aplicar agua en el IMSS, le dijeron que el dolor era mentira y ordenaron a las enfermeras a ponerle agua inyectable, pero la enfermera se negó a cumplir la orden. Después de esto nos mandaron a sicología y a siquiatría”.
En vista de que el dolor no desaparecía, Diana fue sometida a dos quimioterapias durante el año pasado, pero tampoco dieron resultado. Ahora utiliza dos parches de morfina, con diez miligramos cada una, además de las necesarias dos inyecciones directamente en la cabeza, pero el dolor continúa, no cesa en ningún momento del día.
“Nos dijeron que no saben qué hacer con ella, agotaron todos sus recursos; nos mandaron a Torreón pero el doctor explicó que es un caso muy difícil y no hay nada que hacer. Sólo nos queda una neuróloga que nos manda a hacerle estudios, pero el Seguro Social no los quiere subrogar ni aplicar con el pretexto de que no son urgentes y el medicamento que la doctora nos receta tampoco me lo dan, me dicen que sólo dan medicinas del cuadro básico”, explicó Carmen.
Son siete medicamentos los que la neuróloga receta a Diana con la finalidad de calmar el dolor, los cuales deben de ser comprados en laboratorios externos, uno de ellos tiene un costo de seis mil 500 pesos, el cannabidiol en aceite, compuesto químico que se encuentran de forma natural en la planta de marihuana.
“Queremos saber si hay un tratamiento para que la enfermedad no avance, pero del Seguro dijeron que no tenían presupuesto y luego argumentaron que no eran de urgencia”.