El grupo parlamentario del PRI en la Cámara de Diputados condenaron la incapacidad y mentiras de la Secretaría de Salud, sobre las cifras falsas que maneja su titular Jorge Alcocer Varela, sobre las muertes registradas por el COVID-19 y reprobaron el mal manejo de la pandemia que, desde sus inicios, ha dejado como consecuencia el fallecimiento de cientos de miles de ciudadanos.
Tras las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) quien informó esta semana que en México murieron en el 2021 un total de 424 mil 509 personas por el virus pandémico, difieren por más de 125 mil a las 299 mil 428 reportadas por las autoridades sanitarias de manera oficial.
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Legisladores del PRI exhortan al Gobierno federal y, en particular a las autoridades sanitarias para que refuercen las acciones y medidas para contar con información fidedigna y, sobre todo, para frenar los altos niveles de contagio, así como las muertes que aún siguen ocurriendo a causa del COVID-19 y otras enfermedades asociadas.
Parlamentaristas encabezado por el diputado Rubén Moreira, manifestó que este subregistro da cuenta de la incapacidad del gobierno para mantener un sistema de información robusto y confiable, que además requiere de una situación de emergencia como la que estamos padeciendo a causa de la pandemia por COVID-19.
También se hace evidente el mal manejo de la pandemia y sus efectos colaterales, ya que casi 700 mil fallecimientos más se suman a la larga lista de personas que pudieron haberse salvado de haber existido compromiso, responsabilidad y decisiones acertadas por parte de las autoridades sanitarias.
Este alarmante incremento de mortalidad, de casi el 50 por ciento respecto a mediciones anteriores a la pandemia, tiene su origen tanto en la falta de medicamentos en las unidades médicas del sector público de salud, que ha sido una constante en esta administración, como en el rezago acumulado en la atención y tratamiento de enfermedades.
Entre estas, podemos mencionar el cáncer, las cerebrovasculares, las crónico no transmisibles, como la diabetes y la hipertensión, además de la falta de seguimiento a las embarazadas que ha exacerbado la mortalidad materna.
A ello, hay que agregar el empobrecimiento de familias de bajos ingresos que se han desprendido de su escaso patrimonio para intentar salvar la vida de sus seres queridos al tener que recurrir a los servicios privados de salud tanto para hospitalización como para la compra de medicinas.