Paula y Mary preparan con esmero los alimentos para dar de comer a 60 personas de muy escasos recursos, quienes de no recibir el apoyo se quedarían sin bocado.

Brenda Porras, presidente del DIF Municipal, aseguró que la labor que realiza el Comedor Comunitario Manos que Alimentan es titánica, debido a que son escasos los recursos y la necesidad muy grande.
Este comedor no recibe apoyos económicos, sin embargo cerrarlo no es una opción, pues la gente necesita del apoyo y el DIF se ha dado a la tarea de buscar mecanismos y estrategias que les ayuden a solventar los gastos, incluso se han realizado kermeses y actividades para recaudar fondos.

El comedor se ubica en la calle Gutiérrez y 11, donde Paula Granados y María Domínguez se encargan de la preparación de los alimentos, la nutrióloga del DIF se encarga de orientarlas para el menú de la semana a fin de que sea una alimentación balanceada. El menú de ayer fueron deliciosos frijoles, papas y tortitas de atún, acompañada da agua fresca de avena.

Los usuarios del comedor acuden con mucho agradecimiento, en su mayoría son adultos mayores solos, madres de familia sin trabajo, mujeres rarámuri y sus hijos. Incluso el personal del DIF se organiza para llevar la comida a los adultos mayores que no pueden levantarse de la cama. Son personas muy vulnerables.

Los que acuden al comedor si pueden pagan una cuota de 10 pesos, quienes no pueden de igual manera acceden a la comida, pues la necesidad se palpa, afirman las cocineras, quienes incluso acuden a la Central de Abastos para acceder a alimentos a precios más accesibles.

Dentro del presupuesto de la Presidencia Municipal que lidera Miguel Rubio se le destina una partida al comedor, sin embargo al ser poco el recurso, deben implementar estrategias para obtener recursos que les permitan continuar con la labor diaria de 9:00 a 15:00 horas.

Las usuarias señalaron que la comida que reciben en el comedor es un gran apoyo debido a que trabajan en la labor del campo, en algunos casos, los indígenas sólo trabajan en la temporada de siembra y luego los dejan vivir en los ranchos pero sin paga, por lo que duran hasta tres meses sin trabajar, mal viviendo y mal comiendo. El alimento que reciben en el comedor es el único durante el día.

Ante esta situación, Brenda Porras y su equipo de trabajo realizaron un censo de las personas más vulnerables, a quienes se les otorga una despensa mensual con frijol, arroz, harina, cereal, café, leche, azúcar, aceite y sopa. En total son mil 200 despensas por las que pagan una cuota de recuperación de 5 pesos, lo que representa un gran apoyo para quienes menos tienen.

El personal del DIF se encarga de armar cada paquete, han buscado proveedores con precios de mayoreo y el frijol se le compra a los productores de la región, ya que con ello han podido disminuir los costos y aumentar el número de apoyos de 800 beneficiarios a mil 200.

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