El campamento de migrantes instalado en un predio de la Juan Pablo II, ha resistido desde temprana hora a las fuertes ráfagas de viento que azotan la ciudad.
Aunado a esto, la zona está completamente llena de tierra, por lo que la polvadera es constante en el lugar.
Las improvisadas tiendas de campaña elaboradas con retazos de lonas, telas y plásticos, parecen que no aguantarán.
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Desde temprana hora, algunas personas comenzaron a llevarles alimentos y desayunos, aprovechando que era domingo, recibieron platos de menudo.
El campamento migrante ha comenzado a extenderse varios negocios y calles aledañas al predio donde se instalaron en un principio.
Para poder soportar las bajas temperaturas de la mañana, quemaron la basura que generan a lo largo de días anteriores.
Esta quema de basura podría salirse de control por los fuertes vientos que se están presentando en la ciudad.